Una mujer valiente: Jineth Bedoya

Muchos periodistas terminan convirtiéndose en víctimas de aquello que denuncian. Ese es el precio caro que algunas veces deben pagar los comunicadores para adentrarse en la noticia, denunciar, informar. Jineth Bedoya es la evidencia clara de una injusticia que no ha sido reparada y sobretodo de una profesional que en medio del cumplimiento de su trabajo fue violentamente maltratada, sin que hasta hoy ya les digo, hayan recibido los culpables el castigo que merecían. Es una mujer valiente que hoy ha luchado por superar el drama que le tocó vivir que no se atemoriza para denunciar lo que ha sufrido más que por su propia historia por tantas mujeres que como ella han sido violentadas por los tenebrosos paramilitares colombianos.

Si hay que hablar de impunidad ante los abusos a mujeres, ella puede hablar con conocimiento del tema ya no como una informadora sino como la víctima de ese mismo abuso. Por ello e invitada por importante organización femenina de Europa ha desnudado su alma, y ha revivido los días en que fue violada durante 16 horas en un ataque despreciable de paramilitares que contaron y esto tampoco debe sorprendernos con los guardias del penal donde ella acudía como parte de su trabajo de periodista.

Para el año 2000 Jineth había participado como periodista en algunos trabajos investigativos en la cárcel «Modelo» de Bogotá bien puede decirse una cueva llena de escoria entre paramilitares, narcos, mercenarios y guerrilleros aquel no era trabajo para una joven periodista, pero más allá de la labor investigativa que le llevó allá se dio a la tarea de entablar con ellos una relación de compañerismo, encabezó una campaña para que algunos de aquellos reclusos aprendieran a leer y les motivó con un experimento de diario que la hizo sin duda popular en la prisión. Aquel gesto de la periodista no fue reconocido como debiera ser por aquellos olvidados de la sociedad que fuera de ella no tenían ningún contacto con el mundo exterior y a nadie importaban.

Su vida cambio en mayo del 2000, cuando acudiendo a la cárcel para uno de esos proyectos que trabajaba con los reos, fue secuestrada por los mismos, torturada, drogada, violada sistemáticamente durante más de 16 horas. Una experiencia aterradora y de la que hoy en día aún se recupera. Mujer de temple se sobrepusó a la adversidad, ha continuado con su trabajo y ha obtenido un lugar importante entre el gremio periodístico, pero aquel suceso en su vida es un capítulo que no ha podido cerrarse como el de tantas otras mujeres, por la simple razón que los culpables no han sido castigados, que las autoridades no se dieron en su momento a la tarea de investigar y ejercer justicia.

Ella clama hoy por ella y por los miles de mujeres en muchos lugares, víctimas de este tipo de delitos, por una justicia que aún espera recibir. Ojalá que su valiente confrontación a los hechos sufridos hace nueve años, sirva para que los que deben ocuparse de ello, castiguen a quienes le violaron y le torturaron. Por ella y por muchas que no han obtenido justicia!

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