Ha comenzado el verano y debemos evitar los golpes de calor.
El sobrepeso, la exposición a temperaturas altas y la humedad favorecen su aparición. Pero, por suerte, es posible prevenirlos si seguimos las siguientes recomendaciones. Consiste en un incremento de la temperatura corporal que, en estos casos, puede llegar a superar los 40 grados. Es una situación de emergencia que requiere una rápida atención. Para remediarla, es fundamental «enfriar» a la persona afectada y hacerla evaluar por un médico.
¿Por qué se producen?
Los golpes de calor son producidos como consecuencia de la incapacidad del organismo para disipar el calor y regular la temperatura corporal, que puede alcanzar los 42 ó 43 grados.
¿Quiénes pueden tenerlo?
La prevalencia es mayor en personas con exceso de peso y en aquellas mal nutridas. También son comunes en los niños y en los deportistas profesionales o amateurs, que muchas veces realizan una actividad en un horario no recomendando y usando una vestimenta demasiado calurosa.
¿Los días de calor son los peores?
Generalmente se cree que en los días en que la temperatura alcanza los 30 ó 35 grados hay que tener más cuidado debido a la importante radiación solar. Sin embargo, los nublados días de verano también representan un riesgo, porque el elevado índice de humedad puede favorecer el desarrollo del golpe de calor.
¿Cómo prevenirlo al practicar deportes?
Es importante estar correctamente alimentado e hidratarse lo suficiente antes, durante y después de realizar una actividad deportiva. Además, «para practicar actividad física en verano es importante «aclimatarse», es decir, comenzar progresivamente para ir acostumbrándose al calor y a la sudoración».
¿Cómo actuar frente a un golpe de calor?
Ante las primeras manifestaciones de cansancio y agotamiento:
• Trasladar a la persona afectada a la sombra, para que pueda calmarse en un lugar fresco.
• Colocar la cabeza en alto y darle para ingerir agua con sal son los pasos siguientes.
• Prestar atención a la manifestación de otros síntomas como la desorientación, las convulsiones, la irritabilidad, los mareos y el enrojecimiento de la piel que también suele estar mucho más caliente y seca.
• Debido a que no existe un tratamiento farmacológico efectivo, las medidas de atención primaría tendientes a lograr el «enfriamiento» resultan el mejor abordaje. Se utilizan paños fríos y una bañera con agua o hielo. En lo posible, debe ser inmediato y estar supervisado por un médico.
Para tener en cuenta:
• Aumentar la ingesta de líquidos para favorecer la hidratación.
• Evitar la actividad deportiva en horas pico.
• Procurar no utilizar ropa de colores oscuros o telas pesadas.
• Ingerir frutas.
• Cuidarse colocándose gorros y ropa liviana.
• Descansar a la sombra.
