Es una linda melodía que formó parte de la banda sonora de «Snowman» y compuesta por Robert Blake, un popular músico inglés. El tema que fue muy famoso cuando filmaron la película, fue resucitado por la banda finlandesa Nightwish que recrea con una voz maravillosa la canción bella de Blake, sobre los sueños, la navidad…y las esperanzas.
No hace falta ser niño para abrigar fantasías, aunque los sueños que la canción de Blake plantea están lejos de ser cosas realizables, la belleza del tema además de su armonía musical es que, podemos permitirnos, si queremos desde luego, las ensoñaciones de los tiempos cuando eramos niños, y no dejar que el tiempo nos haga pensar que las ilusiones y las esperanzas han quedado perdidas en el ayer.
No podemos claro está, volar por el viento, y caminar en el aire, que bueno sería eso ¿o no? pero cuantas veces siendo niño pensamos que todo era posible, que los días traían cosas nuevas y que siempre había algo que descubriríamos, «el cielo es el límite» suelen decirnos, para los niños, dichosos ellos, no hay límites o al menos no los conocen hasta el día en que como nosotros en su momento, dimos el paso a las responsabilidades, al convertirnos en adultos, a pensarnos todo menos soñadores.
Aún se puede soñar, y como bien dicen, no cuesta nada. Llegadas las fiestas de verdad que debemos, hacernos de una buena cuota de sueños para el año venidero, pensarnos que las cosas que no hayan sido tan buenas en el presente, serán mejores en el próximo, y que los sueños que aún nos guardamos pueden, si lo intentamos hacerse realidad. No importa si algunos no lleguen a concretarse lo que importa no es quizá alcanzar todos nuestros sueños, sino cada día seguir intentando soñar…ir por esos sueños…
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