Una pesadilla para otra joven, la ley del menor y los deteriorados valores de nuestras sociedades

lágrimaNuevamente el dolor golpea a una joven, en este caso una niña, a una familia y a la sociedad entera. Una  adolescente  de Baena, Córdova, España; violada por cinco menores de edad y un hombre de 21 años, en las afueras de una piscina a donde fue conducida con engaños por un exnovio, y abusada luego de ser amenazada con un video, que habrían grabado de ella, con el chico que le sacó del recinto, teniendo relaciones en ocasión anterior.

El hecho fue observado según los medios,  por una testigo que denunció hasta pasadas horas, y la misma agredida no informó,  hasta días después a su madre.  La policía ha conducido ya al de 21 años a un preventivo, así como a tres de los menores, mientras que otros dos, entre ellos un niño disminuido psiquíco, quedaron fuera del asunto, con una orden de alejamiento por su condición de uno y por la edad, 13 años,  del otro.

El asunto está todavía en su fase investigatiba, y la sociedad se conduele de la situación de la chica, violada en plena calle por su amigo y sus compañeros de instituto y aún por un joven mayor que todos los demás involucrados.  Ciertamente, menores o mayores de edad, todos son culpables en igual manera, porque todos planearon y participaron de la agresión sexual de la chica. Pero la situación como en tantos otros casos que ya hemos referido en este espacio, poca justicia obtendrá para la víctima, siendo que la ley del menor, lejos de proteger a la víctima, protege a aquellos que son «menores» para pagar las consecuencias de sus actos, pero «mayores» para delinquir y hacer estas despreciables acciones.

No queda más que esperar justicia para la agraviada, lamentarse por una familia que hoy afronta un doloroso proceso, y por la chica que deberá recibir todo el apoyo posible, para superar el que todos sabemos, devastador drama de una violación.  Y la sociedad? hacerse partícipe de esas demandas de justicia que esta familia hace ahora, y preocuparse seriamente por el papel que como padres, adultos, debemos de desempeñar ante los jóvenes.  Estas acciones no son más que el resultado de la liberalidad que se da a los niños, de la ligereza con que hoy en día se toman los valores morales que rigen las sociedades, y que deben estar presentes en la enseñanza que damos a esos jóvenes, para evitarles y evitarnos el dolor que hoy algunos de ellos, han causado a esta niña.

Durante décadas, nos hemos ido sumergiendo en un mundo, en que cada día, debemos lamentarnos por la cantidad de hechos violentos en que se ven envueltos jóvenes y niños, no nos engañemos a la orden del día, robos, asaltos a mano armada, violencia en las escuelas, violaciones, acoso, hostigamiento y tantas otras cosas, que no podemos ignorar y pensarnos que «en algún momento mejorarán», estos jóvenes y niños de hoy, son el mundo del mañana, qué clase de mundo les habremos heredado sino no nos asumimos la responsabilidad que de estas situaciones nos corresponde?

No es culpar a nadie, en realidad no son culpables solo los padres ni solo los maestros; ni tan sólo son culpables los mismos jóvenes y niños, es un mundo cuyas sociedades, en aras del «progreso y la modernización» han sacrificado las cosas más importantes.  «El respeto al derecho ajeno es la paz» solía decir el gran mexicano Benito Juárez, no nos pensemos que hablaba solo ese derecho a libertad que tenemos, sino se refería precisamente al derecho que todos tienen de vivir en comunidad, de tomar sus propias decisiones sin perjudicar a ese prójimo, de vivir una vida de armonía con sus semejantes, y evitar, tenganlo por seguro que a eso se refería, aquello que aleja la tranquilidad y la felicidad de sus congéneres.

Cuando ese respeto se deja de lado, el ser humano tiende a pensarse con derecho de provocar el dolor ajeno, a robar la libertad de alguien más, a tomar las propiedades de otra persona, a sacrificar una vida que no le pertenece y a llenar de dolor la vida de alguien más.  Ese es el asunto que nuestros jóvenes deben conocer, no hay lugar en el mundo ni persona a la que puedan pensar que,  pueden abusar de una u otra forma.  Y sobretodo debemos enseñarles que a los hechos sigue una consecuencia, y que jóvenes o no, deben ser responsables de sus decisiones, y que la mejor manera de regirse la vida, es tomando las más sensatas decisiones, sobre algo que solían enseñarnos, «no hagas a nadie, lo que no te gustaría te hicieran».

2 comments

  1. Lo triste de todo esto, es que esos delincuentes, al ser menores, tienen más derechos que la propia victima, se les protege y ampara, y salva en su circulo cercano no se conocen sus carass, cuadno deberían ser portada de todos los medios de comunicación, porque cuando salgan de nuevo a la calle, pueden volver a repetir la fechoría.

  2. Coincido contigo Nela, el evitarles enfrentar las consecuencias de sus actos, lejos de representar justicia para las víctimas y un cambio de los infractores, es un riesgo de seguir viviendo muchas situaciones similares.

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