Una creencia popular totalmente errada, es la que pregona por ahí de que las mujeres realmente no pueden ser entre ellas amigas, que sólo pueden ser rivales, enemigas, o conocidas y de lejos.
Que la amistad femenina es una utopía, que todas engañan y todas mienten, que la amistad es entre chicas una falsedad, que todas son «pelota» y que tarde o temprano te fallan y te arruinan.
No dudo y me consta que hay muchas féminas poco confiables, que de verdad ignoran el sentido de la lealtad y la amistad, y por favor no se piensen que hablo de aquellas simples conocidas, con las que nuestra relación no va más allá del saludo socialmente obligado.
Hablo de aquellas en quien pones tu confianza, les das la llave a tu vida y tus cosas. Confías en ellas y esperas de ellas lealtad y apoyo cuando se necesita, pero sobretodo la esperanza de que pase lo que pase, serán eso, amigas a carta cabal.
En la vida nos vamos comprobando que no toda la gente es igual, pero de la misma manera la misma vida nos confirma que hay gente y mucha que aún guarda respeto por los valores, valores que dan sentido a nuestras vidas, entre esos la amistad verdadera. Una amiga que te aprecia no necesitas pedirle que te apoye, te apoyará contra viento y marea, no te ocultará por dulzura lo que sabe que es imperativo hacer de tu conocimiento, te criticará como dicen, sin menoscabarte, solo por el deseo de contribuir a tu bienestar.
Y una amiga jamás le pondrá precio alguno a tu amistad, es decir que no hay para una amiga verdadera suficiente dinero ni suficientes cosas en el mundo que le hagan volver la espalda a la amistad. Pero vamos, para encontrar amigos, hay que tener la suerte de encontrarlos, por cuanto los buenos amigos son una verdadera suerte, y sobretodo hay que ser lo que pedimos, amigos de verdad.
Que no pidan amistad sincera los que no pueden darla, las que van por la vida aprovechándose de las amigas, o las que son las primeras en abandonar el barco cuando las cosas no van bien, a esos que les basten los falsos amigos. Pero los amigos si existen y valen mucho, así que eso de que las «amigas no existen» es otra cosa que depende de nosotros, porque debemos buscar y encontrar la gente que vale, darle nuestra amistad sincera a los amigos que lo son, y cuando las hayamos encontrado conservarlas, que la amistad, como dije antes del amor, también se cultiva.
Se cultiva con apoyo, con sinceridad, con lealtad, y con honestidad.
