Hace algún tiempo recibí un mail con notas sobre el holocausto judio, entre aquellos relatos sobre lo acontecido durante la segunda guerra mundial, leí horrorizada las formas de exterminio usadas por el tercer Reich con no solo los judios, los homosexuales, los comunistas, sino también con los discapacitados.
Para aquella tristemente recordada, visión aria del mundo, los discapacitados sin duda eran nada en este planeta. Y acabar con ellos fue parte de su estrategia de exterminio. Las personas discapacitadas, aún aquellas que tienen problemas de índole mental, algún grado de transtorno que les impide mantener una vida en alguna medida normal, y muchas pero muchas más, cuyas discapacidades físicas o mentales son limitadas, y llevan una vida casi normal, pudiendo asistir a escuelas y preparándose en tareas, aún desempeñándose como empleados, tienen todo el derecho a la vida que todo mundo merece.
Recientes noticias de España, sobre la actitud gubernamental de esterilizar a toda aquella persona que posea alguna discapacidad, esto directamente a mujeres y niñas en edad de concebir, ha chocado contra el apoyo que a dichas personas dan entidades como Cermi, que se opone rotundamente a la esterilización en masa de las mujeres y niñas discapacitadas.
Es un problema que tiene complejas matices, pero lo cierto es que la esterilización sistemática de un conglomerado, ya sea España, América, Asia o cualquier lugar del mundo es una violación a su derecho a elegir la vida que desean vivir y por ende, el resto del mundo debemos apoyar a las chicas discapacitadas que marginadas en sociedades que aunque con muchos progresos no les dan el total de apoyo que merecen, y pretenden sí decidir por sus vidas.
Todos vivimos en este mundo y de alguna manera, los problemas de unos son los de todos. La discapacidad no es la violación del derecho de aquellos que pueden decidir por sus vidas, por muy limitada visión que puedan tener de lo que deben decidir. Ya les digo es un problema complejo pero lo ideal no es tomar medidas extremas, ignorando sus derechos, sino adaptar las leyes con sensibilidad para con aquellos que viven con alguna discapacidad, promoviendo una sociedad justa para todos.
