En invierno se tiende a engordar. Es un hecho bastante frecuente, propiciado, en primer lugar, porque guárdamos en el armario esa ropa más desahogada y es más fácil camuflar los kilos bajo las lanas del jersey. Si a eso sumamos la frecuencia de platos calientes – que muchos de ellos son ricos en calorías -, el peligro es obvio. Por eso es más necesario que nunca cuidarse un poquito más.
La dieta de invierno debes estar basada en alimentos que produzcan calor: vegetales (cocidos o al horno), sopas de verduras y raíces como zanahorias, nabos, cebollas, patatas, ajos o boniatos. También son muy recomendables las legumbres, los frutos secos. etc. Como proteína básica, más pescado que carne roja y quesos (todo con moderación).
Para los vegetarianos, Tofu y Algas, ricas en vitaminas y minerales. También es importante ingerir cítricos en abundancia, para prevenir los tan temidos y frecuentes resfriados.
Para entrar en calor y acompañarnos en las tardes, podemos preparar todo tipo de infusiones, que no suponen ningún aporte calórico y reportan numerosos beneficios para la salud.
A pesar de la tendencia al sedentarismo del Invierno, no debemos descuidar nuestro cuerpo. A los que les guste la música, pueden bailar para mantener las articulaciones en forma. También podemos practicar yoga y sus ejercicios de respiración, o el tan de moda método pilates. Los movimientos armoniosos y globales del TAI-CHI, nos proporcionarán una sensación.
de energía renovada. Y en las prácticas de CHI KUNG se encuentran ejercicios muy concretos para cada época del año.
En definitiva, alimentación sana y ejercicio moderado nos ayudarán a superar el duro invierno y llegar al buen tiempo sin descuidar nuestra forma física ni nuestra salud.