Una voz acallada, por la que piden justicia

margaritaSandra Cabrera fundadora y dirigente de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina, se relacionó durante mucho tiempo con los mandos policiales, y mantuvo una relación sentimental con uno de los elementos policiales del área antidrogas, y era una mujer que ejercía la prostitución, pero era al mismo tiempo una activista, que presionaba a las autoridades para detener la trata de personas y el proxenitismo ejercido por muchos de los elementos policiales.

Sandra era una mujer que quería alcanzar los derechos de muchas de sus compañeras, que reclutadas por la fuerza por las autoridades, debian someterse a toda clase de abusos.  La voz de Sandra fue acallada una madrugada del año 2004, la causa que siguió a la muerte de la activista no logró tocar a ninguno de los que podrían considerarse molestos con ella, los elementos policiales que ella denunciaba, y su amante un miembro de la policía antidrogas, no fue ni siquiera considerado sospechoso.

Hoy, luego de mucho tiempo, la causa ha sido enviada a engavetarse, las autoridades no han considerado que los testimonios  de sus compañeras valgan nada, puesto que como ellos han dicho, ejercen la prostitución y no tiene ninguna validez. Ellas siguen la lucha porque se haga justicia para Sandra, porque los culpables no queden impunes.

Más allá del caso de Sandra, vendedora de drogas por encomienda del amante policial que tenía, prostituta igual no debe esto pesar en el derecho de hacerle justicia como a todos, el caso ha develado la actitud sexista y clasista de las autoridades, que por tratarse de una trabajadora de sexo, lo dejan de lado y lo consideran un caso de antemano «cerrado».

Seguimos en un mundo de desigualdades para todos, sobretodo para las mujeres.

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