Un puente para una reina, María Cristina de Habsburgo-Lorena

Puente María Cristina

Imágen desde la página web escapadas2007.blogspot.com

Hermosa imágen del Puente de María Cristina, sobre el río Urumea, en la ciudad vasca de San Sebastián. Esta bella imágen extraida de la página que citamos arriba, tiene vistas maravillosas del norte español que son un deleite.

Maria Cristina, cuyo nombre asociaremos siempre a este puente, era una enamorada de la belleza de San Sebastián a donde solía acudir de veraneo cada año, qué mejor que honrar a la noble visitante nombrando un puente bajo el que circulan las aguas del hermoso Urumea.  

Maria Cristina había nacido en Moravia en 1858, del más rancio abolengo tenía entre sus títulos ser archiduquesa de Austria y princesa de Hungria y Lorena, destinada entonces a hacer un matrimonio digno de su rancia estirpe, cuando tenía 21 años aquella princesa pelirroja fue comprometida con el rey de España, Alfonso XII.  Unidas sus vidas, por la conveniencia política, no se mostraron demasiado atraidos el uno por el otro.  Ella era silenciosa y reservada, él bullicioso y extrovertido, dos carácteres disimiles que sin embargo hicieron, comparados con otros muchos matrimonios reales, un matrimonio bien avenido.

Tuvieron dos hijas, y el reino tanto como ellos anhelaba el heredero que la corona española necesitaba. Habría de nacer el hijo que deseaba Alfonso para preservar la corona, pero nacería luego de muerto su padre.  María Cristina embarazada, despidió el cortejo del que fuera su marido, y al que aunque no amara locamente, nunca se demostraron demasiado afecto en público, estimaba y lloraba la tarde fría en que lo condujeron a su última morada.  Pocos meses después nació el hijo tanto tiempo esperado, el futuro Alfonso XIII.

La reina consorte se convirtió en regente, y aunque carecía de experiencia e inclinación para la política, logró encontrar el equilibrio y los asesores que necesitaba. 17 años de regencia en las que tuvo que enfrentar problemas como la guerra hispanoestadounidense, y a la crianza de sus tres hijos, las princesas María Teresa y María de las Mercedes.  Cuando al fin el principe pudo convertirse en el nuevo rey de España, María Cristina se retiró a su vida privada, dedicándose a obras de beneficiencia, y a veranear en aquella ciudad por la que sentía especial afecto y a la que añoraba en los aburridos días palaciegos.

Murió en 1929, la princesa de los Austria había contribuido al período de la Restauración y a la entrada del nuevo siglo de una España que en esa época supuso el lugar donde los derechos constitucionales fueron más respetados.

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