En San Valentín | Nadie nos pertenece

Con que ligereza la gente tiende a pensar, que la amistad o el amor, que los afectos le aseguran la pertenencia de aquellos a los que se siente ligada en alguna manera.  No hay tal cosa, la gente nos acepta, nos ama, nos quiere, o hasta simpatiza con nosotros, establece relaciones duraderas pero eso no implica que pensemos que en alguna medida se convirtieron en alguien que podemos considerar «nuestro».  Aunque ese «nuestro» suene romántico, cada quien es un mundo, en el que vive  sus sueños, sus ideas…y su individualidad.

Algunos amigos piensan que la amistad les da derecho,  para dictar la forma de pensar de sus amigos, para limitar sus amistades con terceras personas, para en alguna forma controlar la amistad.  Sobrellevar sus críticas, perdonar sus reiterados errores y hasta soportarles sus constantes cambios de humor, como si la amistad fuera un trabajo y no una parte feliz de la vida.

Los hombres y las mujeres por igual, piensan que la relación les da control sobre aquel o aquella que aman, como si de pronto dejará de tener una vida para convertirse en un satélite de aquel que le ama.  Ya se sienten defraudad@s  si no corresponde a sus expectativas, sino deja que controlen sus pensamientos y decisiones, como si el amor fuera una relación de «yo te controlo» y «tu te dejas controlar».

No hay nada de eso en el amor, ni en la amistad, disfrutamos la relación, compartimos, cedemos, somos felices, pero no ejercemos ningún control, porque cuando se hace eso, se va anulando la individualidad de aquellos que nos importan, y ese es un sentimiento que sin duda afecta la relación y con el tiempo la va deteriorando, porque mientras un@ se pueda sentir quizá contento, otro se siente limitado, presionado, acorralado, aprisionado, y con ganas de escapar.

Nadie nos pertenece, estamos aquí para vivir nuestra vida, para compartirla con alguien más, para hacer amigos y disfrutarlos, para tener hijos y amarlos, pero para vivir nuestra vida, y permitir que los que nos importan vivan la suya misma. Cuando llegamos a esa convicción podemos disfrutar de la amistad y el amor y sin duda ni aprisionamos a nadie, ni dejaremos que nadie nos aprisione en el nombre de la amistad y el amor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *