El capitán que sin querer se llevo el mejor botín: Jean Baptiste Bernardotte

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Jean Baptiste Bernardotte, nació en Pau, Francia, en el año de 1711, hijo de un funcionario, siendo adolescente ingresó al ejército francés, en donde pronto fue subiendo de rangos, para encontrarse en 1797, convertido en general. Fue en aquellos años, en que se encontró por primera vez con Napoleón, al que había conocido alguna vez cuando estuvo apostado en Córcega. La gallardia y el orgullo de ambos, no permitió el acercamiento, aunque trabajarían juntos en algún momento en el futuro, nunca aunque coincidieron, pudieron ser amigos.

En parte se dice, porque Bernardotte en 1798 desposó a Desireé Clary la olvidada novia de Napoleón, cuñada del hermano de éste, José.  Desireé había sido durante mucho tiempo novia del gran corso,  y esperaba lógicamente un enlace, que él mismo había sugerido siempre, la situación cambió cuando Napoleón conoció en París, a Josefina Beahurnais y se casó con ella, olvidando a la señorita Clary. La humillación pública de Desireé Clary la olvidó pronto Napoleón. Desireé  poco tiempo después conoció al general Bernardotte y se casó con él.  Aunque Napoleón había dejado a su antigua novia, no dejo de molestarle que se desposara con aquel, que en algunas ocasiones se negó a recibir sus órdenes.

Durante el Imperio de Napoleón, Bernardotte, luchó en todos los frentes, como responsable oficial que era, y aún se rebeló contra algunas cosas que no le parecían de Napoleón, esto dio como resultado enfrentamientos y alguna vez que lo mandaron a casa,  alejándolo de las tropas a su cargo.  Napoleón sin duda se sentía ofendido, por aquel que era uno de los Mariscales más importantes en Francia.  No imaginaba que aún Bernardotte obtendría mucho más que su exnovia y su Imperio.

En 1810, Suecia que seguía teniendo problemas con Rusia, y teniendo un rey que no tenía heredero alguno, se decidió a buscar alguien que Carlos XIII de Suecia, pudiera declarar su heredero y que mejor que el Mariscal Bernardotte un soldado experimentado de probada honorabilidad, y que tenía estupenda imágen entre el pueblo sueco?  En un gesto de lealtad Bernardotte informó al Gran Corso, sobre la posibilidad de ser declarado heredero del reino de Suecia, a lo que el pequeño general, frente a sus ministros en pleno, respondió con desdén y burla.   Si Bernardotte se había pensado en rechazar, por lealtad a Napoleón y su país dicha oferta, aquel desplante fue suficiente para que el 21 de agosto de 1810, fuera declarado «heredero de la Corona de Suecia».

Convertido en Carlos Juan, nombre que le fue impuesto al adoptarle como heredero del trono sueco, se convertía en un Rey de Suecia y Noruega, que traería la paz para sus países y contribuira a su desarrollo.    Cuando Napoleón en los años siguientes fue confinando a la Isla de Santa Elena y moriría en Elba, olvidado de sus hazañas militares, el reinado de Carlos Juan y su esposa, Desireé, la hija del comerciante de sedas de Marsella, era uno de los más respetados de Europa.

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