La Torre Eiffel signo inconfundible de la ciudad luz, París. El gran genio de Gustave Eiffel legaría al mundo un símbolo arquitectónico perdurable para siempre. Nacido en 1832, en Dijon, el francés era hijo de una familia que había emigrado a Eiffel una localidad en las afueras de París, por algún motivo de conveniencia social, decidieron cambiar su apellido original, Bonickhausen a Eiffel.
El joven Gustave ansiaba ingresar al instituto politécnico, pero fue rechazado, optó entonces por estudiar para ingeniero químico. Recién graduado se consiguió empleo en la empresa de ferrocarriles y empezo a pensar en sus diseños en hierro. Pronto se haría de todo un curriculum que le serviría para ser elegido para construir un monumento, emblema de la ciudad, para la Exposición Universal de 1889.
A partir de ahi Eiffel se convirtió en el hacedor de grandes monumentos de Paris, y algunos de sus condícipulos contribuirían a diseñar en su misma línea monumentos hermosos en distantes lugares como en Chile y Perú, y está en su mayor esplendor la obra de Eiffel en el Puente de Treto en Cantabria y en el interior de la maravillosa estatua de la Libertad, que Francia regaló a Estados Unidos y cuyo interior fue diseñado por el ingeniero francés.
Paris es la torre, y la torre es Eiffel, inolvidable sueño de un hombre construir una torre maravillosa que fuera un símbolo de la ciudad en la que vivia y creaba. Eiffel retirado de su trabajo como ingeniero, se dedicó a su vida privada en su casa en Rue Rabelais en donde moriría a los 91 años el 27 de diciembre de 1923.
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