Entre más modernos nos convertimos, gracias al avance acelerado de las nuevas tecnologías, pareciera que nuestros modos de pensar y actuar no van a la misma velocidad que nuestro desarrollo como sociedades. Recién los medios se han hecho eco, del penoso asunto de la expulsión de unos jóvenes con sindrome de Down en un pub español, en donde al parecer no les gustó su presencia. El asunto está en su fase de investigación y ya el local, se ha disculpado por el asunto. Y los jóvenes? el mal momento, el doloroso momento, en que alguien es excluído, por su condición de discapacidad en este caso, no se borra, claro que no, con muchas disculpas que se den.
Hace tiempo me enteré de la expulsión de una chica, de un restaurante de lujo, por su vestimenta, de las mujeres índigenas. Ella una abogada muy respetada en su entorno profesional, no dejo el asunto así por así, y demandó a la empresa, cuyos empleados le vieron en menos y le discriminaron, por lucir o vestir diferente del resto de la gente. Igual las disculpas no le borrarán la verguenza de sentirse juzgada, por su apariencia, injusta totalmente.
Y así podría citar muchos casos, a la gente se le discrimina por ya casi todo, por su apariencia que si es gordis o es flaca, igual no cumple con los estándares de la moda actual, discriminación total. Se discrimina a niños y adultos que nacieron, con algunas deficiencias intelectuales o discapacidades físicas, y esta es una forma de discriminación cruel.
Se discrimina a la gente por su raza, por su credo, por sus inclinaciones políticas, por sus preferencias sexuales, por sus enfermedades, por sus condiciones sociales. Ante esto, una no puede menos que pensar, para cuándo la gente «civilizada» se deja eso precisamente, ser civilizado, comprensivo y humano, como para no permitirse la horrible exclusión que es cualquier forma de discriminación. Cuando eso logremos sin duda, empezaremos a convertirnos en las sociedades que debieramos ser.
