A Enrique VIII de Inglaterra pocas mujeres podían pasarle desapercibidas, no importaba si eran excepcionalmente agraciadas o tristemente grises, algo tenían algunas que sin ser especialmente hermosas llamaban su atención, éso explicaría sin duda por qué luego de enloquecer de amor por las Bolena y casarse apasionado con Ana, se sintió de pronto atraído por Jane Seymour, camarera primero de su primera esposa Catalina de Aragón y luego de Ana Bolena.
Jane de buena familia había entrado a la corte inglesa como asistente de Catalina de Aragón, no era especialmente hermosa, aún era demasiado seria y un tanto intransigente, cosas que claro no salían a la luz siendo solo una más en la corte de la reina. Con la llegada de Ana Bolena, pasó a servir a otra reina, y pronto logró, no se sabe si inocentemente, atraer la atención del rey, aquel tan dado a mudar de afectos, se sintió enloquecido de amor por Jane y ésto fue la perdición de la pobre Ana, acusarla de adulterio, ejecutarla y luego casarse con Jane fueron hechos que pasaron rapidamente ante los ojos del sorprendido pueblo inglés.
El 30 de mayo de 1536 una semana después de ejecutar a la Bolena, Jane y Enrique se casaron, pronto ella quedaría embarazada y su reinado sería corto. Era mujer ya dijimos intransigente, y bueno su llegada a la corte se convirtió en un problema para los cortesanos, aquella reina nunca se contentaba con nada, era meticulosa hasta en cómo se limpiaban los platos y los establos, no quería saber nada de protestantes y menos de franceses, y luego todo giró en torno a ella y su austeridad. Engordaba irremediablemente debido al embarazo y eso la hacia más arisca y malhumorada.
Dio a luz el año siguiente 1537 un hijo, que sería el futuro Eduardo VI, pero la desgracia sobrevolaba sobre ella, fiebres de parto llegaron para robarle la salud, no logró levantarse más de su lecho y murió antes de 15 días. Enrique se casaría en 1540 con Ana de Cleves y se casaría aún dos veces más.
