Mujer olvidada, Marina Ortíz de Gaete

Extremadura

En la bella Extremadura, nacia especificamente en Zalamea de la Serena en 1509, Marina, hija de una noble familia de Viscaya.  Se criaría como las chicas del lugar y según su época, para un día encontrar marido y colocarse como dueña de su casa.    

A los 18 años se topaba con un oficial del Ejercito del Emperador Carlos V, aquel apuesto miembro del ejército recién volvia de Flandes donde había servido, y tenía a lo sumo 30 años, alto no feo ni tampoco guapo, pronto se sintieron atraidos y para el año siguiente 1527 se casaban, Marina Ortíz de Gaete y el señor Pedro Valdivia naturales de Extremadura.

Ocho años duró la vida en común, ya que Pedro  animado por las hazañas de otros conquistadores marchaba en 1535 hacia Sudamérica, para participar en la conquista de lo que hoy se conoce como Chile.  En Extremadura quedaba la esposa de 25 años, no habían procreado hijos, y el marido prometía enviar pronto por ella.

Habrían de pasar 20 años, sin tener noticias y vivir solitaria en su vieja casa.  Hasta el día en que Valdivia mandaría por ella para que marchara a Chile, en donde ya convertido en gobernador esperaba por ella.  Partió la esposa luego de tantos años a reunirse con el marido, acompañada de sus dos hermanos.  No tenía nada de romántica aquella solicitud del marido por reencontrarse con la esposa, acusado y juzgado de mantener relación ilicita con Inés Suárez, una española de dudosa reputación, y obligado a romper la relación so pena de ser castigado severamente, Valdivia mandaba por la esposa, para salvar su reputación.

El encuentro sin embargo nunca tendría lugar, desembarcando en Chile, Marina fue informada de la muerte de Valdivia a manos de los indigenas sublevados.  Iniciaría ahi una vida llena de penalidades en el nuevo mundo, vida a la que fuera obligada a asumir por aquel marido al que ya hacia tanto tiempo no veía.   Las autoridades españolas pese a las órdenes del Emperador de favorecer a la viuda de uno de sus más brillantes conquistadores, nunca le dieron pago alguno y hubo de vivir sumida en las penalidades, mientras que la examante de Valdivia, Inés vivia comodamente instalada como mujer del gobernador Rodrigo de Quiroga.

Marina vivió la soledad y la tristeza, aunada a la pobreza en Chile,  moría en 1592.   Y sin embargo aquella mujer olvidada por el marido y por la Corona Española que nunca se ocupó de darle la recompensa que pedía para sobrevivir, habría de ser gracias a los hermanos venidos con ella al nuevo mundo, una de las familias con más descendientes en Sudamérica,  ella que nunca tuvo hijos, es la pariente de miles de chilenos y gente que luego emigró a otros países.

Inés Suárez, la amante de Valdivia que indirectamente causó su venida a América, murió a avanzada edad, y aunque creció a su alrededor una leyenda sobre su participación en la consolidación de Chile, no tuvo hijos tampoco y ningún descendiente conocido hasta hoy.   Como dato curioso debemos de decir que una de las más laureadas escritoras chilenas contemporáneas, Isabel Allende, descendiente de Marina Ortíz de Gaete, escribió una novela sobre Inés Suárez, la rival de su pariente, «Inés del Alma mia» que fue un rotundo éxito editorial.

Por cierto la imágen, un atardecer maravilloso en Extremadura corresponde a http://mipuertoyyo.blogspot.com

 

2 comments

  1. Marina Ortiz!!

    Yo tambien me yamo marina ortiz xDD

  2. Enhorabuena por ti Marina, pues tu homonima fue una dama española, cuyos descendientes abarcan muchos habitantes de sudamérica

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