Divertida aquella serie televisiva cuyo nombre era el mismo de este post, la habrán visto o no? trataba de un joven recordando los años maravillosos de la infancia y la adolescencia, las travesuras infantiles, las curiosidades adolescentes, el camino y los avatares de una vida que deja la infancia para adentrarse en la juventud.
Quién no recuerda esa etapa de sus vidas? aún cuando algunos tengan tristes remembranzas del ayer, siempre habrá algo «maravilloso» en aquella vida de niños, cuando corriamos por el campo con los amigos jugando al barrilete, o simplemente nos sentabamos a la puerta de casa, viendo pasar los coches de la gente.
Cuando llega la temporada de fin de año, me entra la nostalgia, a ustedes no? y me veo pensando en el ayer no con sentimiento de tristeza, sino con el sentimiento de rememorar los tiempos que se han ido y que contribuyeron a que me convirtiera en lo que soy.
Vamos! no creo que a solo a mi me ocurra esto, me pienso una mañana de otoño, en un día de noviembre, parada en el campo, y elevando por los cielos un cometa de brillantes colores, de la mano de mi padre que ya a mi lado no está, pero que en ese pensamiento hacia el ayer, puedo sentir otra vez cercano a mi.
Aquel cometa lo puedo recordar vivídamente por los años en que cada noviembre, a temprana hora marché a elevarlo por los aires, el viento frío sacudía mi pelo y quemaba mi cara, pero nada era suficiente como para alejarme a la visión de aquel cometa volando en pos del viento.
Muchos otoños han pasado, y deje de ser una niña, hoy no hay más cometas al menos para mí, y los hijos adolescentes e hijos de la modernidad poco o nada se interesan por ellos, tienen como seguro en mi tiempo las distracciones de «moda» y ni modo, asumir que los cometas quedaron en el ayer, y hoy el otoño aunque frío solo me traerá una sonrisa al recordar una etapa de la vida…que se fue pero que vive, al menos en el recuerdo, para siempre.
Seguro ustedes tienen también estupendos recuerdos de esos años maravillosos.
