Karen Ann Quinlan, in memoriam

En los últimos años el debate sobre la eutanasia, ha estado en medio de la polémica.   Nadie puede dar una opinión concreta sobre el asunto, que tiene tantos matices y que como todo en esta vida, está sujeto a las circunstancias particulares de cada caso.  Uno de los casos más notorios sobre, la terrible decisión que deben adoptar los que sobreviven a alguien en estado vegetativo, de desconectar y dar por muerto a alguien que cerebralmente ya ha fallecido, lo ilustra el triste caso de la joven Karen Ann Quinlan.

Karen tenía 21 años en 1975, cuando se sometió a una dieta rigurosa para bajar de peso, sin estar supervisada por médico alguno, guardó varios días sin probar más que pedazos de pan y beber agua.  Cuando esto ocurría asistió a una fiesta juvenil, en la que se dice consumió alcohol y valium que le provocaron mareos, se retiró a descansar en una de las camas de la casa, y poco tiempo después le encontraron desmayada e inconsciente.

Los esfuerzos médicos fueron vanos, Karen había sufrido una falla que le provocó una deficiencia respiratoria y la muerte cerebral.  En aquel estado vegetativo, sus padres iniciaron una dolorosa campaña para lograr desconectar el respirador artificial con el que sobrevivía, lo que lograron después del apoyo de muchas personalidades y Karen fue desconectada, maravilló al mundo entero cuando lejos de morir continúo aunque cerebralmente muerta, respirando.

Sobrevivió algunos años asi, murió de una pulmonía en 1985. Karen fue la primera de muchos casos que vendrían luego sobre la muerte asistida, y tenía muchos factores de interés para el mundo entero, las dietas sin supervisión médica tan en boga entonces y ahora en adolescentes que se afanan en cumplir los rigidos e inhumanos estándares de belleza que algunos publicitan, la ingesta de drogas que tienen su factura de daño mortal en muchos casos, y la muerte, el derecho de morir dignamente.

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