Arbol de navidad, tradición

árbol de navidadEl árbol navideño ha perdido su verdadero sentido, las generaciones de hoy, poco o nada conocen la historia del mismo y el árbol en si mismo, lejos de ser como lo ve la tradición, se ha tornado en un árbol, lleno de todo tipo de cosas, que nada tienen que ver, con el árbol que nos legarán nuestros antepasados, aquel cuyo lugar en el centro de hogar, era un recordatorio más de la celebración del nacimiento de Cristo.

Muchos relatos existen sobre la navidad y sobre sus tradiciones. La tradición religiosa señala San Bonifacio como el precusor del árbol navideño.  Aquel decidió un día echar abajo un árbol que los habitantes de algunos lugares de Alemania, solían dedicar al dios mitológico Thor, y sembró un pino, perenne homenaje a Dios.  Lo adornó con manzanas y luces, aquellas recordaban el pecado original y las luces la presencia eterna de Dios.  Aquello ocurría en el año 700.

Como todo en la vida, el árbol se fue diversificando, para 1605 el árbol navideño se puso en moda en Alemania de donde pasaría a otros lugares, ya este árbol era decorado con bellas esferas hechas a mano y pintadas con imágenes del belén navideño.  En España, durante la Restauración de los Borbones, un primer árbol fue colocado en Madrid, en la navidad de 1870 los ojos admirados de los madrileños, contemplaron aquel árbol en donde hoy queda el Paseo del Prado, lleno de luces multicolores y esferas.  De ahí lógico es pensar que pasó al nuevo mundo.

El árbol de Latinoamérica poco o nada tiene ya de aquel árbol de los primeros cristianos de Alemania, pero la tradición continúa, la estrella que representa aquella que condujo a los reyes magos a Belén, los lazos que son la unión de la familia en navidad y las luces que representan la luz de Cristo.

Con la modernidad, los árboles ya no suelen ser verdes y naturales, sino plásticos, las esferas no tienen más imágenes de Belén, sino se tornaron de todo material y adorno. En todo modo, el sentido del árbol navideño es unir a la familia en torno al hogar y reflexionar sobre el legado de Dios al mundo, cosa que debiera no limitarse a estas fiestas.

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