Amor venenoso, Iván el Terrible

rosa marchitaTerrible era el sobrenombre de Iván, uno de los fundadores de Rusia y de los primeros Zares, era un hombre en cuyo semblante se apreciaba el furor de su carácter, siempre dispuesto a la pelea y poco paciente, encontrase cerca del Zar resultaba todo un atentado, si uno tenía la mala suerte de provocar su ira.

Pero hombre al fin era también enamorado, constantemente tuvo aunque casado muchas veces, compañeras, novias y amantes que  tuvieron todas un fatal fin, luego de sentirse amadas por el hombre más poderoso del mundo que conocían.

Iván era poco dado a apegos, lo muestra el hecho de que algunos historiadores sostienen asesinó a su propio hijo, heredero de su título y de su reino.  Anastasia Romanova fue su primera esposa, procrearon 3 hijos, uno de los cuales lo heredó, el otro fue asesinado por el mismo Zar  y uno murió en circunstancias inexplicables siendo bebe.

Maria Terminoukova, era su amante, él se sentia atraido y feliz, aunque no era hombre de grandes afectos, estaba inmerso en la construcción de su país.  María procreó un hijo que nació  muerto, y luego de perder el favor del Zar, fue envenenada, costumbre que se haría muy cotidiana, cada vez que el Zar se cansará de alguna o alguna se atreviera a contrariarlo.

Maria Sobakyna era una muchacha atractiva, callada y poco emotiva, eso no quitaba que el Zar gustara de ella, al menos por un tiempo, casados en 1571 moría envenenada antes del año, Iván estaba ya interesado por otra mujer. Anna Ivanovna, no era de alcurnia y ni siquiera era hermosa, pero consiguió interesar al Zar.  Se casaron en 1572, poco le duró el enamoramiento al buen Iván, y aunque Anna tuvo mejor suerte que sus dos predecesoras, fue enviada a un convento de Siberia en donde murió.

Al año nuestro enamorado héroe estaba  casado con Ana Grigorievna, una muchacha sencilla que apenas se hacia notar en la corte de la naciente Rusia.  Iván como había sucedido con las anteriores, pronto se sintió aburrido de ella, enviada a un convento donde pasó el resto de su vida, apenas se acomodaba a su vida de casada cuando ya estaba divorciada.

Nuestra próxima Zarina Vasilia Melentieva, era de una buena familia y se casó con toda pompa.  Pronto igual que Iván, ella se aburría de los largos días de frío y soledad, acompañada solo por algunos guardias, se encontró tentada a conseguirse un amante, y  mujer poco temerosa así lo hizo.  La furia del Zar no se hizo esperar, si castigaba por pequeñeces, por su honor era de esperar un terrible castigo, la infiel fue enviada al convento y su familia entera despojada, el amante empalado, sufrió la osadía de hacerse de algo que no le pertenecía.

Y aún con todas estas situaciones y con seis esposas ya en su haber, el Zar siguió sintiéndose tentado al matrimonio. María Dolgorukaya, llegó al matrimonio siendo muy joven e Iván aburrido ya de tantas mujeres, poco se entretenía con ellas ya.  La gran proeza de construir una nación, las guerras con los boyardos, poco tiempo le dejaban para las actividades hogareñas, buscaba sin embargo, una compañera que no le irritara, ni le traicionara. La pobre María no era virgen, extremo que comprobado por el Zar en la noche de bodas, le enfureció de tal manera que luego de echarla del lecho nupcial, la hizo enviar a las gélidas aguas del jardín, donde un guardia la ahogó.

Luego de estas esposas, hubieron muchas mujeres que contaron con el breve favor del Zar, el que moriría  a los 54 años, luego de cimentar un país de millones de habitantes, con una vasta extensión, había procreado se dice con una mujer de mala reputación un hijo, que pasó en el olvido.

El Gran Princípe de Moscú, a la que la vida sin embargo no le había dado más que pesares, huérfano siendo niño, tubo que verselas para expulsar a los boyardos y recuperar el trono que le habían heredado.  Los malos tratos sufridos siendo niño, por aquellos que habían envenenado a su madre, seguro influyeron en el siempre sombrío y a punto de enfurecerse carácter que tuvo hasta su muerte.

Era sin embargo como todas las personas, un hombre con grandes intereses artísticos, por algún tiempo recién casado con su primera esposa o al menos durante el que ella vivió, Iván demostró una apacible actitud, seguramente influenciado por el carácter de la Romanova.  A la muerte de ella, la mujer que parecía haber sido la única que había amado, se sintió más solitario, más alejado de todos, y se convirtió en un cruel gobernante.

Sufría de sífilis y a esto se puede deber su humor siempre irritable y cambiante.  Una pequeña discusión hogareña con su hijo mayor provocó que le matará de un golpe, el remordimiento le persiguió por el resto de su vida.  A las mujeres que tomó por esposas las hizo muy infelices, y arruinó la vida de muchas otras virginales mujeres, que fueron entregadas obligadamente para saciar sus perversiones.

Y aún asi la historia habrá de reconocerle que, por ser uno de los grandes gobernantes rusos, las leyendas en torno a él, tendrán poco de verdad.  El mote no le venía tanto por su crueldad, sino por el gran instinto que siempre demostró para gobernar, extender el poder ruso allende las fronteras que heredó y manejar los añejos problemas con los boyardos.

Solitaria la vida, de un hombre que decía amar, pero cuyo amor siempre resultaba en gran dolor.

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