Trabajo femenino en desigualdad

Los ambientes reales de trabajo en nada se parecen, al bien integrado grupo de la imágen, después de todo es ficción, Ally McBeal, una serie muy popular de la televisión americana presentaba un ambiente de trabajo incluyente,  donde mujeres y hombres trabajaban en armoniosa colaboración y «ellas» eran tratadas con respeto e igualdad.

La vida real tristemente deja mucho que desear,  en cuestiones de igualdad de género en el trabajo.  Los esfuerzos de la OIT para reducir la brecha entre hombres y mujeres, en cuanto a salarios y condiciones laborales, aunque han progresado, no han terminado.  El 12 de agosto pasado, la OIT ha lanzado su campaña «La igualdad de género, el corazón del trabajo decente» 2008-2009, busca motivar a los gobiernos a tomar medidas para facilitar empleo a los millones de jóvenes que para la próxima década se integrarán al mercado laboral.

Pero la base del progreso para todos los países subdesarrollados,  en donde persiste la discriminación por género, es seguir luchando por oportunidades iguales de educación para las niñas, y que éstas puedan,  llegado el momento incorporarse al mercado laboral, en igualdad de condiciones salariales y de trabajo, a las de sus compañeros hombres.

La campaña busca promover la inclusión de las mujeres en todas las profesiones, y erradicar la costumbre de que las niñas deben prepararse para trabajar en profesiones «femeninas».   Lograr que el colectivo de la sociedad comprenda, que el trabajo femenino es clave en el desarrollo y progreso de la sociedad. 

La mujer trabajadora recibe salarios inferiores con igual o mejor preparación que  sus colegas, en los trabajos profesionales. Y en el trabajo técnico y de campo, por iguales jornales, en los que para nada se considera su condición de mujer, recibe pagas injustas, en horarios de trabajo agobiantes y a ésto debe sumarse en todos los casos de mujeres trabajadoras, sometidas al acoso sexual.

Y aún en estas condiciones de tanta desigualdad, motivadas por la necesidad económica, millones de mujeres se integran al año a la fuerza laboral, que en números podemos citar, datos de la OIT que establecían que en el 2007; 1,200 millones de mujeres en todo el mundo trabajaban.  En los países pobres el sector agrícola es el que más emplea el trabajo femenino.

La meta ya no es sólo lograr un mayor número de niñas que van a la escuela, aprenden y pueden optar por un empleo. Lo es también asegurarles la obtención del mismo  de acuerdo a su preparación, en las condiciones a las que tienen derecho y en igualdad con el género masculino.

El progreso para nuestras sociedades realmente llegará, cuando cualquier mujer pueda optar a un trabajo decente  y ser considerada como un recurso humano sin distinción por su sexo, y remunerada de acuerdo con su preparación  y capacidad.  En ese momento se habrá roto el ancla,  que mantiene a  millones de mujeres unas desempleadas y otras  discriminadas, hostigadas, acosadas y mal pagadas.

 

 

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