Frank Sinatra constituyó para la música, una etapa dorada, una personalidad arrebatadora, que aunque él personalmente no era muy agraciado y por momentos resultaba hasta demasiado pagado de si mismo, siempre logró desde que se decidió a convertirse en cantante y actor, la admiración y el fervor del género femenino. Le encantaban a él, aquellas fans adolescentes de sus primeros tiempos, gritando enloquecidas a su paso, aún le gustaba más retratarse con ellas, firmar autógrafos y sonreirles haciéndolas pensar que el ídolo las miraba especialmente, cuando alguna vez suertudas tenían la fortuna de acercarse a él. Era solo el trabajo de una inteligente estrella que tenía en lo que valía, la presencia y la simpatia de las fans.
«La Voz» como pronto le fueron conociendo encantaba no solo a esas fans, sino a sus colegas en el medio artístico y es que a él le gustaban irremediablemente y descontroladamente las mujeres. Era un picaflor que no dejo ser un donjuan ni aún casado con su primera esposa, la novia de toda la vida, Nancy Barbato, con la que se casó en 1939 y procreó tres hijos, Nancy, Frankie y Tina (Christina). Aún así el matrimonio no le alejo del fulgor de Hollywood ni de las chicas, sus viejas relaciones con la mafia le significaban fiestas llenas de mujeres, de las que daban cuenta los medios, ya en el Caribe que en Florida, Sinatra se hacía ver con destacados mafiosos y exhuberantes mujeres.
Nancy nunca protestó, ingenua y condescendiente novia luego comprensiva esposa, no se preocupaba de los arrebatos de las fans, le parecía algo inocente y lo encontraba, mujer al fin, como un orgullo que podía presumir. Ella era la esposa del hombre asediado por todas, así que se encontraba encantada! Pero las cosas no duraron mucho tiempo así, cuando las mujeres anónimas en las fotos, las chicas emocionadas en los conciertos, dieron paso a una mujer real de exhuberante belleza, gran fama y apasionado carácter, Nancy comprendió que los días con Frank estaban por terminar. Abandonó la casa con sus hijos para dejar su lugar Ava Gardner, tempetuosa, hermosa, talentosa y nada menos que «El animal más bello del mundo» tan grande era su fama. Frank se enamoró apasionadamente hasta seguirla a España con un anillo de bodas y terminaron casándose en un matrimonio por momentos feliz y por otros violento, siempre apasionado.
El rompimiento fue devastador para él, aunque los años juntos los habían sumido en escándalos, en locas fiestas y mucho alcohol, dañando sus vidas y sus carreras, juntos eran explosivos y separados se sentían desdichados. Aún así como todo mundo superaron la separación, aunque él no la olvidó jamás, se encargo de un ramo de flores cada día durante años para ella viva, y aún más cuando ya muerta no la volvería a ver más. Tuvo algunos romances sonados, Lauren Bacall que era una joven y talentosa actriz, muy controlada muy elegante, que como que no combinaba con Sinatra, ya ella se casaría luego con otro mito Humphrey Bogart.
Para los años 60, Sinatra era ya un cincuentón, famoso, adorado, triunfador, pero un cincuentón. Y aún así logró cautivar con su encanto y seguro que con veladas armonizadas con su maravillosa voz a una chica casi veintañera, Mia Farrow. Aún Hollywood se escandalizó, pero la relación siguió adelante y se casaron. El matrimonio por momentos fue feliz y por otros desdichado, les separaban muchos años y muchas cosas, Farrow era una adolescente y él casi viejo con hijos adultos que reprobaban la relación.
Su próxima parada en el tren del matrimonio fue con Bárbara Marx, su esposa hasta el final, viuda de uno de sus mejores amigos, logró encontrar en ella la tranquilidad que anhelaba, «La Voz» rondaba los 70 y algo años, para cuando volvió a casarse en 1976.
Murió en mayo de 1998, luego de una dilatada carrera musical que le hizo emblema de los sellos Capitol y Columbia, aplaudida estrella de cine, ganador de premios Grammy, poseedor de estrella en el paseo de la fama. Hombre controvertido por sus relaciones con la mafia, lo cual no era sorprendente en un chico de Hoboken, por sus matrimonios, por su carácter a veces irascible, pero también inolvidable por las más de 1,300 canciones que cantó en numerosos conciertos a lo largo de su vida y más de cincuenta películas inolvidables como «De aquí a la eternidad».
