Por el amor de una mujer, Cayo Calpurnio Pison

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Muchos pasajes de la historia de Roma, están derivados de asuntos que poco o nada tenían que ver con la política, muchas cosas cambiaron el curso de la historia, pero fueron y en muchos casos, dado el carácter de algunos emperadores de Roma, de índole romántica o sexual.  El sexo como ya he mencionado en otros post, tenía un poder grande entre los romanos, en donde el incesto, la homosexualidad, el lesbianismo, el adúlterio y demás estaban a la orden del día.  El caso de Cayo Calpurnio Pison, bien podría decirse fue, un problema político, cuando implicado en un complot contra Nerón, fue descubierto y  a sabiendas de lo que su traición le traería, decidió suicidarse.

No era tal traición, si lo vemos a los ojos de su historia personal.  Nacido en una familia ilustre, Cayo Calpurnio Pison, era un joven alto, de buen porte, un alegre declamador, amable, amigable y por tanto todo un buen hombre con mucho a su favor. Conoció en el año 36 a una joven de buena presencia, de la que se enamoró, aquella afición fue correspondida y el año siguiente se casaba con ella, Livia Orestilla, pero   con tan mala suerte que al conocerla el depravado Calígula se encaprichó con ella, obligándola a abandonarlo y haciéndola su esposa.  Era tal la locura de aquel, que luego se cansó de ella y acusó, con el fin de alejarlo, a Pison como un hombre adúltero con su propia esposa! una idea que solo se le podía ocurrir a un enajenado como el Emperador de los Romanos de aquel momento.

Pison se fue al destierro, y no volvió hasta el ascenso de Claudio, no había podido vengarse del  que le había humillado, la afrenta sufrida, y aunque sirvió bien a Claudio, ya luego la ambición o el desprecio que sentía por aquellos, le hizo a él, designado para suceder al temible Nerón, preparar una maniobra para echar a Nerón.   Su carácter que siempre fue demasiado débil, provocó que se confiara y que la conspiración fuera descubierta, por lo que los demás implicados, entre ellos el extutor de Nerón, Senéca, estaban a la merced de un Emperador que harto sabían haría uso de la mayor crueldad posible, para cobrarse aquel intento en su contra.  Pison se suicidó y lo mismo hizo Séneca aunque a diferencia de lo que nos ha contado la historia no fue la cicuta, veneno popular en la época, la que lo mató y no fueron los pretorianos enviados a acabar con él, los que se lo administraron, lo hizo él por su cuenta sin éxito, y terminó en realidad asfixiado en el vapor de su tina, asmático que era, sabía que aquello lo mataría antes de ser enfrentado al desquiciado y cruel Nerón.

Cayo Calpurnio quizá quisiera solo tomar el poder, como designado que era obtuvo el apoyo de muchos importantes miembros del senado, y también porque desde el robo de su mujer por Calígula, se había sentido desde siempre humillado.  Muerto él, le sobrevivió Livia Orestilla que había sido repudiada poco tiempo después, de ser separada de su marido Pison, y aunque Calígula  perdió todo interés en ella, y solo buscaba lastimar a un hombre que envidiaba, por su popularidad y afabilidad, la desterró enviándola muy lejos para que no se reconciliace con el hombre que amaba.   Fue pura política, o ¿por amor a una mujer?

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