Muy cierta la reflexión del gran escritor inglés Lewis Carroll y bien podemos aplicarlas a nuestras rutinas diarias en todos sus aspectos. La gente tiende a quedarse por momentos estancada en el ayer, reviviendo constantemente los hechos que un día dejaron de ser el presente y que perteneciendo al pasado debieran ser una vuelta de página con vistas al presente y el futuro, y no a una rememoración eterna de lo que fue o dejo de ser.
No importa si en el pasado inmediato o lejano fuimos triunfadoras, quizá por días que hoy solo recordamos sentimos que alcanzamos todos los sueños concebidos, quizá perdimos personas y cosas que el transcurrir de los días no nos devolverán, y que quizá debamos no olvidar, pero si dejar en una parte en que podamos recordar sin hacerlos vitales y decisivos en nuestros días de hoy.
Es como cuando se rompe una relación, las secuelas de las separaciones duran cierto tiempo, es lógico y normal sentirse por momentos frustrada, traicionada, entristecida, y no solo por eso sino por muchos sucesos normales de nuestras vidas, pero llegado el momento de pasar a otra etapa, no queda más que relegar a un segundo plano las cosas que nos entristecen o nos detienen a seguir adelante, sencillamente porque el mundo sigue su curso, la vida es movimiento y no podemos ni debemos quedarnos parados viéndola pasar.
Hay tantas cosas que humanos que somos no nos permitimos olvidar, y entre ellas quizá están las afrentas, a lo que viene al caso otra máxima muy conocida «el ofensor graba en arena la ofensa y el ofendido en mármol«. Lógicamente el dolor que se vive por algun rechazo o alguna ofensa pesa sobre el corazón de cualquiera ¿pero debemos darle a alguien que nos hiere el lugar que no merece en nuestros pensamientos? ¿permitir que nos puedan herir más allá de lo que haya ocurrido en algún momento? ¿condenarnos a revivir nuestros pesares una eternidad? como que no es justo para nadie.
Hay que ser más juicioso a la hora de ver hacia el ayer, los sueños desbaratados no se reconstruirán, queda trazar nuevos sueños. Las relaciones desbaratadas las más de veces no se renovan ya, quedará acogerse a la soledad e intentar, eso si siempre volver a intentar renovar el entusiasmo perdido, las personas que perdimos en el tren de la vida no volverán, y quienes nos precedieron por el camino a otra vida no la recuperaremos bajo ningún concepto ya, ante todo esto y quizá les suene entristecida o negativa, no queda más que, insisto y mucho, quizá no valga usar «resignarse» suena tanto a renunciación, pero si queda que podemos reconstruir muchas cosas, retomar nuevas relaciones, trazar nuevos sueños y siempre echar a andar esa memoria hacia adelante y nunca más, al menos no para determinar nuestro presente, hacia atrás….como dice en mi agenda del año que está por acabarse…para adelante siempre, para atrás ni para tomar impulso…