El amor

ha dicho Victor Hugo, es un ardiente olvido del todo.  Por aquello de que enamorados, las cosas y las personas, fuera del objeto del amor, pasan a ser secundarios.  Se olvida, quizá no tan drásticamente, pero se les resta importancia, porque la felicidad reside entonces en aquello que amamos.

Un ardiente olvido del todo, implica seguro que un apasionamiento, un olvido de todo corazón a las cosas que de pronto nos parecen poco importantes o superfluas, al medirlas con lo que estamos amando y en ese momento seguro nos supone lo más maravilloso y único en el mundo.

La fase del enamoramiento seguro pasa, y la conciencia de las demás cosas se recupera, pero el amor verdadero sobrevive a esa fase. Y en el momento en que el amor sigue existiendo a la par de nuestra existencia normal, que el amor puede dar espacio y libertad, que la vida de alguien está llena de personas, cosas y sentimientos y aún así puede sentir y vivir el amor de pareja, seguro que en ese momento encontró el sentimiento amoroso verdadero.

Quizá al paso del tiempo ya no se sienta un ardiente olvido del todo, pero si hay amor, el sentimiento seguirá presente, quizá más calmo como un río en verano, no el tempetuoso de los primeros tiempos, pero amor al fin.

Que su domingo esté lleno de amor!

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