Las brochas para el maquillaje, tanto de los ojos como del rubor, o la base, son muy importantes. El uso constante y su contacto con el medio ambiente provoca que adquieran polvo y contaminantes. Si no las mantienes en adecuadas condiciones, se convierten en un vehículo para infecciones e irritaciones de la piel.
Lo principal es, comprar brochas de buena calidad. Ya sabes el viejo dicho de que lo barato sale caro, y en este caso aún más. Las brochas de mala calidad se deterioran rápido y resultan casi descartables de inmediato, pierden forma, se van deteriorando y resultan en un costo más.
Las hay en el mercado de pelo natural y sintético. Ambas son recomendables si son, como ya dijimos de buena calidad. Pueden lavarse y mantenerse en buen estado. Cada semana sacalas de sus estuches y luego de sacudirlas bien sobre una servilleta de papel, las lavas sumergiéndolas dentro de un utensilio plástico con agua jabonosa, preferentemente de ese jabón sin aroma que se usa para manos.
Luego de dejarlas que desprendan polvo y material adherido, se terminan de limpiar retirándoles el jabón con agua limpia. Y se secan con una pequeña toalla. Ya verás como te durán más, se mantienen en buen estado y te evitas que te resulten en daños a la piel.