Bécquer, su amor imposible

Gustavo Adolfo BécquerFamosa imágen del gran poeta sevillano. En la que luce, al menos en mi opinión interesante y atractivo, lo era sin duda en grado sumo.  Y además un poeta, un hombre que ha hecho estremecer los corazones de varias generaciones, no puede menos que atraer a la gente.

Y sin embargo, el poeta, el hombre sensible y atento, caballero galante y respetuoso, vió romper sus ilusiones y los anhelos de su corazón, por los desdenes de la mujer que por el resto de su vida sería, la musa que le inspiraría muchos de sus grandes poemas.

Bécquer radicado en Madrid con su hermano, solía atravezarse la ciudad para acudir al Retiro, en donde solía pasear, recordemos que padecía ya la tuberculosis que al final lo llevaría a la tumba.  En uno de esos acostumbrados paseos, pudo ver a dos chicas en el balcón de una casa, y sus ojos se sintieron atraidos y el corazón enamorado de la mayor, Julia Espín.

Enamorarse y agenciarse la manera de conocerle fue una, y lo logró gracias a que el padre de la misma era un acomodado músico de Madrid.   Meses de ruegos, rimas, suspiros que no debilitaron el desdén de la madrileña.  Pronto el corazón enamorado le convencería que el amor imposible nunca sería alcanzado.

Acepto con tristeza la ruptura de sus enamorados sentimientos y en despecho, se casó, malhadada decisión con una mujer que lejos estaba de entender a un hombre genio y sensibilidad pura y que a la larga le causaría mucho sufrimiento, y deshonor.   Amor imposible al que debemos las rimas más grandes, de uno de los poetas más grandes que han conocido las letras castellanas.

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