Ciertamente enamorarse es de las mejores experiencias, que el ser humano puede experimentar. Cuando el corazón se siente inclinado a dicho sentimiento el mundo parece cambiar y las cosas se ven en otra perspectiva, hay que decirlo una perspectiva más condescendiente de la que lo veremos cuando no nos sentimos de pronto transportadas por los sentimientos.
«Amar es cambiar de casa el alma» me gusta la frase del talentoso escritor uruguayo Constancio C. Vigil. Estarán de acuerdo conmigo en que cuando se ama, claro que se muda el alma, dejamos de vivir dentro de nuestro mundito particular y a veces egoísta para un día sentirnos motivados a compartir, a vivir y hasta sacrificar en aras de ese sentimiento que alguien nos inspira.
Mudar el alma, quizá suene demasiado poético pero cuando amamos sinceramente, cuando nos sentimos motivadas hacia otra persona dejamos que esa alma se vaya convirtiendo en un alma que alberga a dos, ya no pensamos unitariamente ni en solo nosotras mismas, nos damos un día cuenta que estamos pensando en alguien más antes de tomar nuestras decisiones, y aunque nuestra alma físicamente está muy lejos de mudarse a ningún lado, el solo hecho de sentirnos compenetradas con alguien más es suficiente para sentir que dejamos atrás la etapa en que nuestro sentimiento vivía solitario…para convertirse en el sentimiento que nos mueve a acercarnos siempre a ese alguien que nos hace sentir con suficiente entusiasmo como para compartir, aceptar y apoyar…
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