Solo el orgullo me salvó, Coco Chanel

Coco ChanelAl menos eso pensaba Gabriel Bonheur nacida en 1893, en la pobreza, el orgullo si duda le habrá hecho ocultar en su juventud y el resto de su vida, sus tristes orígenes.  Nació en la mayor pobreza y durante su infancia vivió una vida de carencia y maltratos.  Huérfana a los 12 años, el padre decidió prescindir de ella y sus hermanos mandándola a un orfanato regentado por unas tías lejanas, las que cuidarían de ella hasta los 17 años.

Creció la pequeña Gabrielle aprendiendo a cocer, cortar y bordar, le encantaba eso, se imaginaba confeccionado bellos atuendo para ella y los demás.  Un trabajo en una sombrería la alejo del que hasta entonces había sido su hogar.  Pronto se apasionó por la música y se dedicó a cantar en cabarets, de ahí el nombre que usaría en adelante Coco Chanel.

Y sin embargo, no pensaba que tuviera oportunidad alguna, bajita, delgada, pálida, aunque atractiva, sabía que su sueño de casa de modas, necesitaba más que unos francos como cantante. Pronto se hizo de algunos amantes, uno de los que financió su primera casa de modas.  Sin embargo pronto se aficionaría a un amigo del amante y quedaría con la muerte de aquel sin recursos, ambiciosa como era se decidió a financiar por ella misma el imperio que soñaba.

Tuvo y muchos amantes, nunca se mostró aficionada románticamente a ninguno. Y ya para los años de la preguerra se había convertido en una celebridad, vestía al mundo y a las grandes estrellas de cine.  Tenía gran talento y pocos escrupulos, con la llegada de la segunda guerra mundial, se relacionó con muchos miembros del destacamento nazi en París, lo que constribuiría a su ruina.  Acabada la guerra tuvo que marchar al exilio, la gente la aisló acusándola de colaboracionista.

En los 70, retomó su vida como modista, ella fue la primera de los que luego serían los grandes modistos, los reyes de las grandes firmas.   Se innovó constantemente, ya era una modista conocida y sería también una diseñadora de joyas y la creadora de un perfume con el tiempo sería emblema de la perfumería francesa, Chanel No.5.

Ella era un ícono de la moda, imitada, adorada y despreciada.  Murió solitaria como lo quisó, siendo ya octogenaria.  Aquella triste Gabrielle, la de la ropa que vestía pero que ella decía  «era para moverse» la que estableció pautas que perviven en la moda murió en París en 1971.  Su casa de modas le sobrevive hoy, y es una sino la más importante del mundo de la moda.

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